A pesar de su considerable importancia para la salud pública, el apego infantil está muy poco representado en la formación y la práctica médicas.
Según la teoría del apego, iniciada por el psiquiatra británico John Bowlby y la psicóloga estadounidense Mary Ainsworth, la calidad del vínculo que experimentamos durante nuestra primera relación (niño-cuidador) a menudo determina cómo nos relacionamos con otras personas y respondemos a la intimidad a lo largo de nuestra vida. Esto afectará no solo nuestras relaciones interpersonales adultas y cómo nos sentimos acerca de ellas, sino que también afectará nuestra capacidad para regular nuestras emociones en situaciones de estrés y peligro. Todas las personas nacemos con comportamientos de búsqueda de conexión / apego como llorar, aferrarse, imitar y sonreír. Estos comportamientos están diseñados para mantener a los cuidadores cerca y asegurarse de que las necesidades básicas de seguridad, supervivencia y cuidado sensible se cumplan. El apego es un proceso. El apego es una adaptación evolutiva, no un diagnóstico. El apego proporciona a los niños la "base segura" necesaria para explorar, aprender y relacionarse. Es importante para la seguridad, la regulación emocional, la adaptabilidad y la resiliencia. El apego con una figura cuidadora permite que se desarrolle la regulación emocional. A través de la co-regulación, la figura cuidadora alivia el estrés emocional y provee bienestar en los niños. La crianza en sintonía proporciona significado al "mundo interior" del niño. A través de la comunicación verbal y no verbal, el cuidador refleja al niño lo que cree que está sucediendo en la mente del niño. Esto es la base de la regulación emocional y a través de este proceso, aprendemos a autorregularnos en la edad adulta. Las personas no podemos hacer todo solas. No somos capaces de sanar aisladas, somos interdependientes desde que nacemos. La presencia de personas cercanas a nosotras marca la diferencia incluso en las circunstancias más horribles. Nuestra cultura puede animarnos a pensar en nosotras mismas bajo el lema "puedo todo sola", pero obtenemos resultados más positivos cuando adoptamos un enfoque de "podemos hacerlo juntas". El tipo de apego que experimentamos en nuestros primeros años y en la niñez, crea una plantilla que sirve como un predictor de los tipos de adaptaciones de apego que esperamos formar en la edad adulta. Creará un patrón y se volverá a representar en cada relación que tengamos en función de nuestro nivel percibido de seguridad / amenaza. Apego seguro El apego seguro es sintonía. Esta adaptación está marcada por la disponibilidad emocional, la capacidad de expresar las propias necesidades, la autosuficiencia y los límites saludables. Diane Poole Heller dice en su libro que cree que todos anhelamos el amor y la conexión y que ese anhelo proviene directamente de nuestro sistema de apego seguro, que es inherente a todas las personas, sin importar nuestro estilo de apego. El apego seguro refleja un entorno suficientemente positivo que crea y genera confianza. Ingredientes principales para un entorno de crianza que promueve un apego seguro:
Apego evitativo Esta adaptación está marcada por el miedo a la intimidad y cercanía, incomodidad relacional y dificultades para reconocer y expresar las propias necesidades. A las personas adultas con la adaptación de evitación a veces se las denigra como "desapegadas", "desconectadas en su propio mundo", "insensibles", "frías", "distantes", "solitarias", "adictas al trabajo". Las personas con una adaptación de evitación tienden a experimentar estrés de acercamiento con regularidad, incluso con las personas que aman. Sin embargo, sabemos que las personas evitativas en realidad quieren conexión, solo necesitan más tiempo de transición de estar a solas a estar juntos para aliviar la presión y facilitar el camino hacia la conexión interpersonal. Diane Poole en su libro recomienda que aquellas personas que se alinean con la adaptación de evitación traten de enfocarse un poco más en la conexión con el cuerpo y la presencia emocional. Ingredientes principales para un entorno de crianza que puede resultar en una adaptación al apego evitativo:
Apego ansioso Esta adaptación está marcada por el miedo al rechazo, hipersensibilidad a amenazas percibidas, necesidad de sostén y reafirmación constante, interacción intensa con los demás. Las personas adultas con la adaptación del apego ansioso a veces son denigradas como "necesitadas", "pegajosas", "hipersensibles", "controladoras", "exigentes" o "nerviosas". Diane Poole explica en su libro que las personas con una adaptación del apego ansioso tienden a sentirse molestas cuando están solas y no muy cerca de las personas importantes en su vida. Pueden tener un alto funcionamiento y estar en contacto con su red de apego seguro cuando están en presencia de su pareja, pero tan pronto como su ser querido se va, comienzan a desconfiar de la conexión. Las personas con una adaptación ansiosa pueden encontrar más dificultades para pasar del tiempo juntas al tiempo a solas. Esto puede explicarse por el hecho de que dependen de la "regulación externa", buscando constantemente utilizar a otros para regular o calmar su sistema nervioso sobreactivado. Estos individuos pueden beneficiarse de aprender a sentirse seguros solos y utilizar técnicas de autorregulación y conexión con el cuerpo y la tierra. Ingredientes principales para un entorno de crianza que puede resultar en una adaptación del apego ansioso:
Apego desorganizado Esta adaptación está marcada por desregulación emocional, conflicto interno, sentimiento de vacío y angustia constante, conducta controladora, sensación continua de fracaso y falta de control de los impulsos. De alguna manera, el apego desorganizado es una combinación de las adaptaciones evitativas y ansiosas, pero se mezcla con las defensas de supervivencia inducidas por el miedo que se activa para hacer frente a la amenaza inminente. La adaptación desorganizada viene acompañada de mucha confusión: cognitiva, emocional y somática. Esto crea falta de confianza y sensación de fracaso continuo. A las personas desorganizadas con estos sentimientos a menudo no les gusta probar cosas nuevas porque están convencidas de que van a fracasar en cualquier cosa que hagan. Las personas con una adaptación desorganizada del apego sufren desregulación emocional y pueden moverse por la vida con muy poco control, especialmente cuando se trata de sus emociones. Puede ser difícil para ellas manejar sus sentimientos, lo que las lleva a actuar de forma poco saludable. Las personas con apego desorganizado pueden disociarse con frecuencia y el sistema nervioso puede bloquearse y quedarse en respuesta de congelación como defensa ante un entorno percibido como hostil. El factor principal que contribuye al apego desorganizado, como lo identificó por primera vez Mary Ainsworth, es cuando los cuidadores son la fuente del miedo y el sistema de apego de los niños se apaga. Ingredientes principales para un entorno de crianza que puede resultar en una adaptación desorganizada del apego:
Atención: Las adaptaciones de apego no son rasgos de personalidad ni diagnósticos clínicos. Podemos oscilar entre diferentes estilos según la situación y la persona con la que estemos interactuando en un momento determinado. Fuente: Libro "El poder del apego" de Diane Poole Heller.
0 Comments
Leave a Reply. |
Autora¡Hola! Archivos
January 2022
Categorias |